jueves, 25 de septiembre de 2014

 

Las veces de poeta...

El poeta coje el hilo de la historia mas simplona y la convierte en arte, la pinta a su antojo.

El poeta escoje el tiempo, el tiempo mas preciso, cuando el corazón arde, cuando se enciende una llama.

Si el corazón esta dispuesto,entonces se hace arte, si el alma esta envuelta entonces saldrá arte.

No juzges al poeta si no dice lo que quieres, el pinta con los dedos lo que le punza el intelecto.

Una mezcla de verano e invierno, a veces enojado, aveces soñoliento.

Una historia de amor desmedido o una historia de odio desgarrante.

Todo depende de el, de sus designios, el poeta es como la hoja lijera, vuela donde lo lleva el viento.

El no necesita hoja de papel, no necesita tener motivos fuertes, ni reales, mucho menos lógicos, no necesita espacio, el alma es suficiente, la luz de los ojos, la pasión del espíritu.

Cuando se quiere ser poeta se vive libre, se vive lijero, dejando salir veneno, dejando salir aliento...

Uno queda exhausto de tanto descansar...

Tengo tanto que decir de vez en cuando, que mejor no digo nada, mejor me quedo en blanco.




A la poesía le debo mucho, aunque no sea yo una de las mejores, no le hablo al amor como Neruda, no le hablo al patriotismo ni al engaño, le hablo a la vida misma, con todas sus contraindicaciones.

Si me hiere, le canto, si me sana, si me abraza, si se deja vencer, de todas formas le canto, le canto con la fuerza de mi ser.

A la poesia le hago una promesa fiel, la promesa de los hombres de honor en las batallas mas cruentas: Te prometo que escribiré mi vida, en las hojas de mi alma, en las hojas de papel, en las hojas que yo encuentre, por los siglos de los siglos hasta el fin...

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