martes, 7 de enero de 2014

 

La ira también ha cambiado sus matices, cambia así como cambia el día, a veces muy soleado, tan soleado que da envidia, ya quisiera uno que la vida le brillara tanto como brilla el santo día.

Aveces esta nublado, nublado que da pena, aveces llueve fuerte, tan fuerte que da miedo.

Así cambia la ira mis amigos, cambia de color e intensidad,

No se la suya mis amigos Pero los años han pasado y ya veo que ha cambiado, han cambiado los motivos, los espacios y los tiempos.

La ira era motivo para romper con el silencio, la ira era suficiente para romper con mi estatismo, antes la ira era mi boleto a la locura, mi boleto a la violencia, la entrada a mis enfermedades cardiovasculares, y por ende a mis deficiencias para comunicarme.

Recuerdo escribirle hace un tiempo a la Ira, hable con tanta propiedad, segura de saber mis motivos, segura de conocer mis dotes.


Pero ahora si lo entiendo mis amigos... ya no me queda duda.


He cambiado, he cambiado, la Ira no tiene fuerza, la ira ya no me asusta, la ira ya no es monstruo que me aterra, no necesito armas, ni argumentos, ni buena garganta, ya no necesito ser el verdugo que no pierde una batalla,

He cambiado ya les dije!


Es que acaso no me entienden?


Ahora quiero silencio!


Cuando el caudal se levanta en mis venas, cuando el ojo derecho me tiembla y casi se me cierra, cuando aprieto el puño de impotencia...


Yo solo callo, lo encuentro mejor que perder el tiempo, mucho mejor que botar las horas.


El silencio, es ahora una guarida que me da calma.


Dicen que es solo un retardador, que no podre contener la molestia, que pronto sere como la bomba que estalla sin dejar rastros, yo lo dudo mis amigos.


Es tan dulce este ocaso, que hasta se me olvida porque estaba molesta!






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