Un día en la carretera de su vida,
Observo sus líneas y me contento, veo su esencia, la percibo
y me siento curiosa.
La curiosidad me abre
una puerta, la puerta a una vida nueva, cuando me mira es como vivir de nuevo, mirar
sus ojos es ir a nube nueve…
Nube nueve, lugar muy alto, es fuera de este mundo donde el
oxígeno es escaso, oxigeno preciado, pero ya no tanto cuando estoy a su lado…
A su lado es la montaña rusa, el viaje a la ciudad lejana,
lejana del sitio cotidiano, lejana del sufrimiento…
A veces él es frio, a veces es caliente…
Es frío a veces porque no siempre soy su musa, no siempre
soy quimera…
El delante y yo detrás, va andando rápido, ansioso por
terminar algo, y yo a sus espaldas ansiosa por mirarlo.
Es círculo polar ártico, porque me guarda respeto, me guarda
distancia…
No me gusta que sea frío porque me ha comprado un vuelo a
Alaska.
Me gusta que sea frío porque me regala sobriedad…
Pero que dicha cuando se casa con sus nervios!
Cuando se vuelve humano y se rinde a la felicidad.
El despega de su realidad, yo despego de la mía, yo corro
donde él está, el corre donde yo estoy…
Cuando se vuelve caliente viajamos a un lugar, no
precisamente físico, no estamos de frente, pero es un punto inexistente entre
mi Isla y su Isla…
Cuando él se vuelve caliente él se olvida de los libros,
para escribir nuestro propio libro…
9-6-15
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